El tacto pedagógico
Max Van Manen / Capitulo 7-8
“El camino hacia un buen aprendizaje, empieza con nosotros mismos, por ese motivo tenemos que leer y cultivarnos para ser mejores cada día y dar lo mejor siempre.
Aquí nos dice que el tacto pedagógico es el actuar y orientación consciente en cuanto a la forma de ser con los niños. No se trata de la manifestación de algunos comportamientos observables como una posición activa en la relaciones.
El tacto se puede poner en evidencia evitando la investigación, mostrándose abierto a la experiencia del niño, improvisación. El tacto incluye una sensibilidad de saber cuando dejar pasar algo, cuando evitar hablar, cuando no intervenir o cuando hacer como que no nos damos cuenta de algo.
La paciencia se ha tomado como la facultad que permite al educador integrar al niño en el curso de las cosas necesario para crecer y aprender. Hay muchas cosas en el desarrollo de los niños que no pueden forzarse y para las que se requiere paciencia por parte de los adultos.
La buena comunicación mantiene un nivel de intimidad sin sofocar la necesidad del niño de su espacio personal. La forma en que el niño se comunica en casa puede afectar a su preparación para compartir sus pensamientos y sentimientos y su disposición a correr riesgos en la escuela.
Un educador que tenga tacto es capaz de discernir las cualidades en un niño que son positivas pero que al principio puede parecer debilidades.
El aprendizaje es un proceso de explicación y de clasificación desarrollado progresivamente a partir de experiencias que inicialmente son más o menos pre reflexivas.
El estudio del tacto nos permite centrarnos en algunos elementos ya antes mencionados de la situación de enseñanza/aprendizaje que la mayoría de las teorías, modelos y métodos no han querido o podido tratar.
La solicitud y el tacto pedagógico son las habilidades conscientes que permiten a un profesor actuar de manera improvisada en las situaciones educativas, que siempre están cambiando. Las situaciones educativas son siempre variables porque los estudiantes no son nunca los mismos, el profesor no es nunca el mismo, el ambiente no es siempre el mismo, el tiempo no es siempre el mismo.
Esto demuestra que la planificación del curso y de las clases no es irreconciliable con la posibilidad de actuar con tacto. En situaciones imprevistas el profesor tiene que saber instantáneamente que decir o hacer para poder, con tacto, modificar o reorientar la clase de forma responsable y receptiva desde un punto de vista pedagógico.
Un profesor puede haber planificado una clase de matemáticas o lengua con una cuidadosa secuencia pero descubre, durante la primera fase, que los niños no se involucran de la manera que esperaba.
Por lo tanto, el tacto le permite a uno discernir el elemento significativo de un momento pedagógico. Es probable que un profesor que tiene un sentido completo de lo que es valioso desde un punto de vista pedagógico sobre una clase concreta de matemáticas o poesía.
En el mundo de la enseñanza y el aprendizaje algunos temas son recurrentes en nuestra experiencia cotidiana. Son temas como la dificultad, el interés, la disciplina y el humor. Los profesores tienen que ser capaces de asumir que es probable que algo no se entienda o que se malinterprete, o que se entienda de manera diferente. Pero la inteligencia, por si misma, no garantiza que uno no sea un profesor excelente.
Los profesores tienen que ser expertos en puntos de vista, perspectivas, actitudes, inclinaciones y orientaciones alternativas. Tienen que ser capaces de ver las cosas de forma bastante diferente a los adultos. Además, un niño puede mirar algo de forma muy diferente de cómo lo puede ver otro niño.
Por otra parte, los profesores y los educadores de profesores generalmente parecen asumir que es una misión de la educación hacer que el aprendizaje y el currículo resulten fáciles para todos los niños.
En mucho sentido, los padres y los profesores son los mediadores entre el presente y el futuro de los niños o los estudiantes de los que son responsables. Mienta que los adultos en general deben tener cuidado de no quitarle la oportunidad de construir su propio futuro, los educadores deben estar alerta y no condenar a la gente joven a un futuro del que sean las victimas en lugar de sus propio constructores.
No es aceptable desde un punto de vista pedagógico contemplar a los seres humanos, y especialmente los niños, como meros recursos para servir a la economía o al colectivo social y negar al individuo su singularidad e individualidad.
domingo, 7 de septiembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario