sábado, 27 de septiembre de 2008

LA GESTIÓN DEL AULA

Una buena disciplina supone gestionar el aula de forma que las oportunidades para la distracción sean mínimas y que a los alumnos les sea más fácil ocuparse en actividades de aprendizaje…. La clave de una buena disciplina esté, en primer lugar, en la prevención de conductas inadecuadas, y cuando esta se producen, en abordarlas inmediatamente, con la máxima discreción, y antes de que aumenten o se intensifiquen.
La buena disciplina es un concepto muy amplio, en el que se incluyen un ambiente académico en el aula y practicas docentes eficaces, que favorecen, uno y otras, una alta participación y buenas actitudes, las cuales previenen intrínsecamente malos comportamientos. La buena disciplina supone también fijar límites a los alumnos y reducir las oportunidades de conductas inadecuadas.
Otra causa de malos comportamientos es la aprobación generalizada del gracioso o de las actitudes desafiantes. Existen también otras causas (tan enraizadas y origen de problemas) que provocan la distracción, como la pobreza y la marginalidad, el rechazo paterno, la frustración de los menos capacitados, la irrelevancia del curriculum, una autoimagen pobre, y la tradición compartida de rebeldía y prepotencia.
Estrategias para prevenir y atajar el mal comportamiento.
Uno de los esfuerzos de investigación más completos, destinado a identificar los principios y las técnicas de la gestión eficaz del aula, fue un proyecto de investigación de cinco años levado a cabo por Kounin (1970). Los principios de Kounin se han visto confirmados repetidamente por los estudios recientes sobre las características de los profesores eficientes y de las aulas bien gestionados.
Brooks (1985) y Evertson y Emmer (1982) recomendaban a los profesores que hicieran entender a los alumnos, mediante miradas generales a toda la clase o con miradas dirigidas directamente a quienes se comportan mal, que eran consientes de la situación y que la dominaban.
El dominio-control y el encabalgamiento estaban muy relacionados, por cuanto los profesores con “ojos en la espalda” (dominio-control) también se mostraba más capaces de entender dos asuntos a la vez (encabalgamiento).
El buen control y evaluación conlleva la observación general del aula para ver que esta haciendo los alumnos, siguiendo su progreso individual y, en general, manteniéndose vigilante en lo que concierne a la entrega del alumno a las actividades de aprendizaje.
Naturalmente, el control y la elevación no son suficientes por si mismo, Deben completarse con una intervención inmediata sobre las malas conductas.
Una estrategia teóricamente importante dentro de la categoría de la intervención rápida es la reorientación de los alumnos desde la conducta inadecuada a la educada. Se trata de un enfoque positivo, al indicar al alumno lo que debe hacer, antes que un enfoque negativo, castigando la mala conducta.
Los profesores cambian con frecuencia de actividad de aprendizaje. A veces se trata de cambios físicos, como cuando los alumnos se levantan del pupitre para ponerse en grupo; otras veces son cambios psicológicos, como cuando pasan de ejercicios de ortografía a ejercicios de matemáticas. Kounin identifico cinco malos hábitos, que rompen la uniformidad y el ritmo: idas y venidas; fragmentación; dejar colgado; reacción a cualquier estimulo y empujones; e insistencia exagerada.
Es importante tener en cuenta que la uniformidad y el ritmo se mantiene mediante la mayor parte de las practicas docentes (….) Planificación detallada y buena organización, incluyendo las orientaciones, los ejemplos y el material que van a ser precisos; claridad absoluta; ritmo activo; control y evaluación del progreso; y selección del tipo de trabajos que produce un alto nivel de éxito.

No hay comentarios: